Me levanté sobresaltado
en mitad de la noche y entonces escuché algo extraño, algo que
gritaba en mi interior y que necesitaba salir, algo que realmente
dolía: su recuerdo. Era otra noche más en silencio, pensándola en
gritos, era otra noche más que no me había creído que ya no estaba
aquí, que no volverá, que estoy solo. Cada día que pasaba
intentaba asimilarlo de alguna manera posible, buscando la solución
sin tan siquiera saber realmente cual era la pregunta. ¿Cómo
olvidar algo, que querías recordar siempre, que no querías dejar?
¿Cómo? Quizás, esas sean las preguntas que busco en mi solución
perdida. He pensado muchas veces en quitarme del medio, para dejar de
sentir dolor, pero esto tampoco hará que la recupere, que esté a mi
lado, que vuelva a mí. Así que descarté esa opción pero..¿Cuántas
salidas más me quedan? Sí, exacto. Ninguna. Cada día que pasa voy
con ella intentando haciéndola saber que yo estoy a su lado, aunque
ella no pueda del mío, intentando cumplir lo que un día dos locos
enamorados prometieron; estar juntos por siempre. Sé que llegará el
día en el que nuestros caminos se separen, y que por un medio u
otro, no vuelvan a juntarse jamás. Pero en esa medida de tiempo, me
quedaré postrado en la cama con ella, escuchando los últimos
latidos de su corazón, compartiendo suspiro por suspiro, recordando
momentos que quizás habrá olvidado, pero siempre a su lado, porque
mi promesa permanecerá siempre en ella, guardada en los más
profundo de nuestros corazones y entonces, nuestra historia volverá
a empezar en otro momento, en otro sitio, en otro mundo, como empezó:
con un beso.
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