Es
curioso como llegamos a querer a alguien incluso cuando no se lo
merece solo por el hecho de no querer perderle, de querer retenerle
siempre a nuestro lado. Pero cuando todo llega a su fin, cuando esa
persona o tú mismo decides dejarle ir, terminas por odiar o
simplemente, olvidando lo que un día fue tu sonrisa, tu ilusión y
el motivo de tus comeduras de cabeza. Olvidas quién fue, y en
ocasiones, olvidas como eras tú mismo con el paso del tiempo,
empezando a ser otra persona completamente distinta a la que eras
antes. Te sientes extraño, raro, llegas a arrepentirte cuando la
soledad se apodera de ti, pero los días o los años, hacen que se
conviertan en un simple recuerdo, en un duro ''adiós''. Miras hacia
atrás y recuerdas la primera hora, minuto, segundo, que empezó
todo. El primer gesto, conversación, las primeras sonrisas y las
llamadas telefónicas hasta las tantas, haciéndote soñar,
haciéndote feliz. Es curioso que la sonrisa del presente, tenga que
ver con el pasado. Es curioso que esa persona que haya significado
tanto para ti, hoy sea eso, una simple persona más de las millones
que existen. Te das cuenta de que las cosas cambian, de que todos
cambiamos y no puedes hacer nada para evitarlo. Supongo que somos
presos de las promesas, de las esperanzas, y la ilusión. Estamos
encarcelados a la felicidad instantánea, corpórea como la niebla,
sin saber muy bien hacia dónde ir, pero queriendo ir con esa
persona. ¿Le gustaré? ¿Estará conmigo sólo para pasar el rato?
¿Hará lo mismo que con todas? ¿Valdrá la pena? Mismas preguntas
en personas diferentes. Nos ponemos obstáculos sin tan siquiera
haber dado el primer paso y tropezamos sin querer. Nosotros mismos
nos ponemos una venda en los ojos y tú decides si avanzar, o
quedarse en un simple intento fallido. Nos paralizamos en lo
diferente, en lo inexplicable, en lo que no tiene lógica, en la
locura. Y, sin pensarlo, has dado el primer paso a ciegas, uno tras
otro, haciendo un camino en el que finalmente, puede desviarse en
distintas direcciones cuyo destino, no está al lado de esa persona
con la que habías emprendido desde un principio. Y cuando pasa, nos
damos cuenta que lo ilógico nos invadió. Que una parte de nosotros
mismos que gritaba en silencio, salió rompiendo la rutina, la
monotonía y lo que supone que debemos de hacer. Pasó, que amamos
con locura y por desgracia, nos damos cuenta tarde. Pero quién sabe,
quizás algún día los caminos vuelvan a encontrarse.
Me encanta, me ha hecho pensar y recordar ciertas cosas...incluso me han saltado un par de lágrimas, simplemente me encanta :)
ResponderEliminar