sábado, 14 de septiembre de 2013

'Es curioso que lo que nos pertenece, pueda desaparecer'.

Es curioso como llegamos a querer a alguien incluso cuando no se lo merece solo por el hecho de no querer perderle, de querer retenerle siempre a nuestro lado. Pero cuando todo llega a su fin, cuando esa persona o tú mismo decides dejarle ir, terminas por odiar o simplemente, olvidando lo que un día fue tu sonrisa, tu ilusión y el motivo de tus comeduras de cabeza. Olvidas quién fue, y en ocasiones, olvidas como eras tú mismo con el paso del tiempo, empezando a ser otra persona completamente distinta a la que eras antes. Te sientes extraño, raro, llegas a arrepentirte cuando la soledad se apodera de ti, pero los días o los años, hacen que se conviertan en un simple recuerdo, en un duro ''adiós''. Miras hacia atrás y recuerdas la primera hora, minuto, segundo, que empezó todo. El primer gesto, conversación, las primeras sonrisas y las llamadas telefónicas hasta las tantas, haciéndote soñar, haciéndote feliz. Es curioso que la sonrisa del presente, tenga que ver con el pasado. Es curioso que esa persona que haya significado tanto para ti, hoy sea eso, una simple persona más de las millones que existen. Te das cuenta de que las cosas cambian, de que todos cambiamos y no puedes hacer nada para evitarlo. Supongo que somos presos de las promesas, de las esperanzas, y la ilusión. Estamos encarcelados a la felicidad instantánea, corpórea como la niebla, sin saber muy bien hacia dónde ir, pero queriendo ir con esa persona. ¿Le gustaré? ¿Estará conmigo sólo para pasar el rato? ¿Hará lo mismo que con todas? ¿Valdrá la pena? Mismas preguntas en personas diferentes. Nos ponemos obstáculos sin tan siquiera haber dado el primer paso y tropezamos sin querer. Nosotros mismos nos ponemos una venda en los ojos y tú decides si avanzar, o quedarse en un simple intento fallido. Nos paralizamos en lo diferente, en lo inexplicable, en lo que no tiene lógica, en la locura. Y, sin pensarlo, has dado el primer paso a ciegas, uno tras otro, haciendo un camino en el que finalmente, puede desviarse en distintas direcciones cuyo destino, no está al lado de esa persona con la que habías emprendido desde un principio. Y cuando pasa, nos damos cuenta que lo ilógico nos invadió. Que una parte de nosotros mismos que gritaba en silencio, salió rompiendo la rutina, la monotonía y lo que supone que debemos de hacer. Pasó, que amamos con locura y por desgracia, nos damos cuenta tarde. Pero quién sabe, quizás algún día los caminos vuelvan a encontrarse. 

1 comentario:

  1. Me encanta, me ha hecho pensar y recordar ciertas cosas...incluso me han saltado un par de lágrimas, simplemente me encanta :)

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